Tras estudiar en el Queens College de Toronto entró en la Universidad de Pensilvania, donde hizo estudios de grado en Física y Economía. Se mudó con una beca a Stanford, con la idea de entrar en el mundo de Silicon Valley, pero tardó poco en darse cuenta de que la revolución tecnológica que él creía no estaba sucediendo ahí y que la universidad era el lugar menos propicio para que sucediera. Decepcionado, abandonó su doctorado en Física Aplicada y decidió perseguir sus sueños por su propia mano, convirtiéndolos en un negocio y forma de vida.
La carrera de Musk a partir de ese momento se ha llenado de luminarias, pero también de polémicas, como al haber sido beneficiario de un préstamo del gobierno de Estados Unidos para desarrollar el Tesla S de Tesla Motors, evento vituperado por los detractores de la administración de Obama, así como de los enemigos de Elon Musk. Pese a eso, y pese a varios momentos críticos en los que pudieron terminar los sueños de grandeza de Musk, hoy sabemos que es uno de los pocos empresarios billonarios que viven de la idea de “cambiar al mundo”.
¿Y cómo piensa cambiar al mundo Elon Musk?
El desarrollo de la carrera empresarial de Musk nos da todos los indicios de cuáles son sus planes para la humanidad. En sus palabras, “transformar a la humanidad en una especie multiplanetaria”. Pero adjudicarse el papel de Nuevo Prometeo en la evolución humana no es el comentario de cualquier billonario excéntrico, sino el de uno que en verdad tiene la capacidad de lograrlo gracias a la integración de sus compañías y de uno de los movimientos más inteligentes (y lógicos, según Musk) de los últimos tiempos: privatizar la astronáutica.
Antes de SpaceX no había compañías comerciales relevantes dentro del mundo de la exploración espacial; esta labor estaba relegada a corporaciones gubernamentales de países desarrollados. Elon Musk creó la primera compañía privada y la convirtió en uno de los principales prestadores de servicios para esos mismos programas espaciales gubernamentales. No sólo eso, sino que Musk, al creer que el futuro se encuentra en la competencia, ha empezado a implementar líneas de producción masivas que espera hagan con la industria aeroespacial lo que Ford hizo con la automotriz: llevarla al pequeño consumidor.
En SpaceX, por otro lado, Musk busca también la sustentabilidad de la exploración espacial. Las investigaciones actuales apuntan a cohetes renovables, combustibles más eficientes y menos costosos, cápsulas capaces de salir de órbita y aterrizar en tierra sin necesidad de propulsores desechables, entre otras cosas. Si Elon Musk pretende llevar a la humanidad a Marte para 2024, como afirmó en Code Conference, será esencial contar con estas tecnologías.
También será esencial contar con métodos de energía sustentable, métodos de transporte, sistemas complejos de inteligencia artificial y sistemas de soporte para los colonos que serán enviados al Planeta Rojo en la primera expedición de expansión interplanetaria. Para eso, Musk creó SolarCity, OpenAI y Tesla Motors.
Gracias a los avances en el sistema eléctrico para automóviles desarrollado por Tesla Motors, así como los proyectos a futuro como el sistema de tubos de transporte de cápsulas por riel, Hyperloop, y el jet eléctrico, entre otros, las necesidades de transporte de los colonos marcianos pueden estar cubiertas. Suplidas por una red de energía solar como la que provee SolarCity en un planeta con exposición casi total al Sol durante todas las horas diurnas, la red eléctrica de Marte podría no sólo alimentar a una colonia sino a una compleja ciudad pequeña con laboratorios de alto calibre, invernaderos con microclimas, centros de entretenimiento y comunicación interplanetaria.
Con OpenAI los intereses de Musk son un poco menos claros para algunos, estrafalarios para otros, pero también podría suponer un importante sistema de apoyo para los colonos marcianos, así como para los humanos en la Tierra, si la inteligencia artificial sigue evolucionando en la dirección que Musk apunta: no se trata de que una computadora, como Skynet, nos destruya, sino que al aumentarnos con realidad virtual, realidad aumentada e inteligencia artificial se corre el riesgo de que algunos pocos exploten a algunos bastantes gracias a una amplificación de “poderes virtuales”. Es decir, Musk teme a súper villanos cyborgs más que a una súper computadora consciente. Aún así, Elon Musk cree que si para cuando llegue la singularidad no hemos logrado integrarnos de lleno con la inteligencia artificial, será ella la causa inevitable de nuestra extinción. Volviendo a Marte, la implementación de un sistema de inteligencia aumentada, como la llama él, será fundamental para interactuar con el ecosistema marciano tanto como para evolucionar nuestras interacciones más allá de las barreras del lenguaje cognitivo.
¿Puede Elon Musk llevar a la humanidad a una nueva era?
No es suficiente preguntarnos si Musk tiene lo necesario para llevarnos a Marte, sino cuestionarnos si la humanidad está lista para este salto. Para algunos, como Musk, no hay tiempo que perder: hoy es el momento perfecto para invertir en el futuro, pues estas oportunidades pueden durar poco. Pese a su optimismo y el hábito que tiene de tomar decisiones arriesgadas para despertar interés en los demás, Musk sabe que no puede hacer todo y que no es suficiente que una compañía lidere la colonización espacial. Musk incluso cree que no estará con vida cuando haya colonias sustentables en Marte, pero planea estarlo en los comienzos de la colonización planetaria.
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